16 octubre 2006

Investigaciones: Nota Nerio

La siguiente nota ha sido publicada por http://www.lapostasemanal.com.ar/ el día 15 de Octubre de 2006.

No se encontró al día siguiente (quienquiera que pueda hacerlo que me lo avise SVP)
-------------------------------------------------------------------------------------

Reflexionando con Nerio(*)
Carpe diem

Es tarde. El reloj marca las 22 horas. Disfruto de la tranquilidad de la sobremesa cuando imprevistamente escucho el llamado con golpes en la puerta. Me dirijo hacia ella y me encuentro con la figura sobria y elegante de un hombre. Es el Emperador de Banalandia, tiene perfume de emperador, tiene porte y presencia de tal. Con su sonrisa compradora, su protagonismo, temperamento, soberbia y egocentrismo comienza instantáneamente a manifestarse. Sin rodeos y mientras se sirve champagne que acompaña con queso y galleta dura, la emprende contra todo y contra todos. Sentándose en un sillón, me dice: “Mirame bien. ¿Te parece que puedo ser tan gil de meter la mano en la lata que contiene lo caudales del imperio? ¿Te parece que corro algún riesgo? Pregunta sonriente y distendido.

Cambia intempestivamente y gritando asevera: -“Yo no robé nada.Pero hay muchos de ellos como el UCD y cornudo –a manos del escriba Juan Manuel- Miguel Ángel, que tienen cosas robadas del ferrocarril en su casa. Hay vampiros que le chupan la sangre al pobraje y después la venden. Hay cerdas traidoras, que por su culpa incendiaron colegios. Hay amigos de represores, alcahuetes de un legislador nacional que reciben dinero de manos de este para auxiliar a los pobres y se los tragan. Hay indefinidos que son usureros. Tipos que circulan con autos fuera de la ley. Héroes de batallas perdidas que no conocieron el teatro de operaciones y cobran. Generales cartagineses llenos de odio, resentimiento e impotencia propia de los cornudos. Al que tarde o temprano le voy a despejar la cabeza de una trompada, ya que el ambiguo del capo del senado no se animó”.

Imparable prosiguió emprendiéndola contra el negro sindicalista –quien convivió con los represores, invernó con la gestión del patrón del General Aníbal y conspira contra el emperador- al cual acusó de enriquecerse en forma ilícita. No se ahorró gruesos epítetos contra el ladrón abolengado de Tatú quien junto con su madre Doña Botánica en años anteriores se quedaron con tierras fiscales. Tampoco se olvidó de Eric el tortita negra alcahuete de Tatú, el ferroviario Scalabrini, Carlitos Ovando y el lenguaraz Martín, el cobarde hijo del ladrón de escrituras, para finalmente tomárselas con toda la fuerza contra algunos miembros de la colectividad árabe de Banalandia quienes me aseguró que están dirigidos por una bruja.
Aprovechando que tomo un sorbo de champagne y no dejando de percatarme que preservaba la figura del caudillo, metiendo el cuchillo en la herida le dije: “Esos son tus enemigos, ¿pero y tus amigos qué hacen?”Prosiguiendo me increpa duramente diciéndome: “Y vos no seas tan pelotudo de festejarle las payasadas al Chiqui. Es más, te autorizo a pararle el carro públicamente y a golpearlo si lo estimás necesario”.Pensando en Petronio quien en la lejana Roma fuera el asesor más famoso del Emperador y el cual un día emitió un comentario que molestó a éste. Razón por la cual, él mismo le ordenó quitarse la vida. Haciéndolo, Petronio, sentado en la bañadera y dejando que la sangre se fuera por las abiertas venas. Situación que por códigos rojos de silencio, obligaba al Emperador a hacerse cargo de por vida del cuidado y bienestar de su familia. Salvando el buen nombre y honor del suicida. De igual forma hubiese sido si Petronio se hubiera abierto el bajo vientre con la espada.
Medité y comenté en voz alta: “De acuerdo”.

La tormenta había pasado. El Emperador se veía mucho más distendido y yo volví a pensar en el Imperio Romano. Sus tremendas batallas contra el General Aníbal, quien empujado por su tremendo odio contra el imperio –inculcado en su ámbito familiar, cuando su padre a los siete años le obligó a jurar odio eterno a Roma-, terminó en un callejón sin salida que lo llevó a suicidarse. A las intrigas palaciegas, los contubernios contumaces, las negociaciones y componendas, los matrimonios arreglados –en los que era muy común entregar a la hermana o hija: Julio César entregó a su hermana a Pompeyo a cambio de legiones en la Galias; Octavio entregó su hermana Octavia a Marco Antonio para lograr una paz que duró muy poco; Aecio entregó a su hija al Rey Visigodo a cambio de una alianza contra Atila; y piensen también en el Emperador Tito quien reconstituía su imagen aprovechando las fiestas saturnales que se celebraban el 17 de Diciembre y en la cual desfilaban los famosos Carros Navales que dieron origen al nombre del carnaval.

Es tarde, muy tarde, el Emperador decide retirarse a descansar, afuera espera su portentoso carruaje imperial. Yo lo acompaño hasta los jardines.
Sonriendo irónicamente, y al compás de la música del tema “Resistiré”, entonando la parte en la que el junco se dobla pero siempre sigue en pie, se pierde raudamente en la oscuridad de la noche.
Desando el trayecto y penetro en mi casa, todavía perdura en el aire su perfume de Emperador, todos los ambientes me parecen enormes sin su presencia, es el vacío que dejan los grandes cuando se van. El silencio logrado sin su risa y sus gritos me parece aterrador y me hace daño.

Vuelvo a la meseta, al aburrimiento, a la soledad, me faltan sus ganas de vivir, su talento, su creatividad, su ingenio, su gran intuición, su genio, su iniciativa, su protagonismo, su ego, su soberbia, su ironía, su sonrisa, su temperamento, su valentía.

Reflexiono: Los emperadores Romanos levantaban el ánimo del pueblo y reconstituían su imagen con el desfile de los Carrus Navales en las fiestas saturnales del los 17 de diciembre. Nuestro Emperador hace lo mismo. Fiesta y populismo. Mejor esto y no el velorio de doce años en el que vivimos cuando mandaba en Banalandia el capo del General Aníbal y su hermana. Ellos no se inspiran en las saturnales del 17 de diciembre y sus Carrus, lo hacen en aquel 16 de junio del año 55, en el cual sus correligionarios como el asesino Zabala Ortiz mataban niños a la salida de los colegios. Al General Aníbal lo guía el odio, el resentimiento, la impotencia y terminará como su homónimo el cartaginés. Ni tampoco podrá como Octavio o Julio César negociar a su hermana. Tienen la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser.

Qué importa si el Emperador tiene o no una media luna de más en su panadería. Si no es un gran amarrete que solo cuida las contabilidades, como el patrón del General Aníbal. Si el pueblo ha vuelto a sonreír, ha vuelto a tener esperanzas, que pueden ser ficticias o no, pero son esperanzas al fin. El pueblo ama, imita y admira al Emperador, es por sobre todas las cosas su Emperador. Sabe que el corazón de él late en ellos. Late en, por y para el pueblo, y éste lo quiere así con su cara de muñeco. Lo ama, lo imita, lo admira porque los sacó de un velorio panza vacía y los sentó en una mesa a panza llena y ahora todo es armonía. Todo es fantasía. Todo es carnaval. Estoy seguro que robó. Sí, se robó para siempre el corazón del pueblo. No quisiera que al pueblo de Banalandia le pase lo que a mí cuando mi casa se queda sin él.

Y yo por las dudas pondré atención pues quiero tener la vida de Petronio, siendo el asesor preferido del Emperador y comiendo en sus fastuosas mesas. Pero no su muerte. Permaneceré atento y vigilante y si llega la hora de abandonar la pluma y la palabra, tomaré la espada dispuesto a defender con honor al Emperador.

Mientras tanto seguiré el lema del Imperio Romano: Carpe diem.


(*)Alejandro Nerio Balderrín

No hay comentarios.: